Juan Milián Querol | 07 de julio de 2021
La Generalitat del Segundo Procés exprime la astucia para ayudar a los protagonistas del Primer Procés. Malversar para ayudar a los malversadores.
En un día normal en la Cataluña del Segundo Procés, la concordia de los indultos de Pedro Sánchez luce en su mayor esplendor. El vicepresidente del gobierno de la Generalitat, Jordi Puigneró, demuestra el éxito de la inmersión lingüística con un tuit en castellano que, en solo dos frases, contiene seis faltas de ortografía. Lanzas las tildes al azar y aciertas más. Si la forma es aberrante, el contenido no se queda atrás al proponer para Cataluña la vía estadounidense para la autodeterminación, es decir, una guerra de secesión. La vía eslovena de Quim Torra queda para los flojos y los acomplejados. ¿Veremos al exaltado consejero empuñar un trabuco en 2023? Me dicen que es de los que se retirará ante la primera advertencia de multa o inhabilitación, aunque sus palabras ya habrán generado sus perniciosos efectos.
Jordi Puigneró demuestra el éxito de la inmersión lingüística con un tuit en castellano que, en solo dos frases, contiene seis faltas de ortografía
La chulería tuitera no queda ahí y un valiente candidato de la CUP en Olesa de Montserrat presume en la red social de su última proeza nacionalista: abroncar a un niño por vestir la camiseta de la selección española. A Pol Gómez Buch no solo no le gusta su primer apellido, tampoco siente apego por la libertad de los otros. Ningún político independentista ha abierto la boca para condenar la gesta de este abusón. Esperemos que, al menos, la victoria del combinado de Luis Enrique contra la Suiza de la cupera Anna Gabriel hubiera amargado el fin de semana. De todos modos, a Pol y otros bravehearts siempre les quedará TV3. En la cadena pública, en un día normal en la Cataluña del Segundo Procés, repiten el programa de la estrellita Jair Domínguez donde clama jactancioso: “¡puta España!”. El simpático presentador también invita a lanzar piedras “a la cabeza de un Guardia Civil”. El odio subvencionado no parece tener fin. Rara concordia.
No acaba ahí el mal uso del dinero público. La Generalitat del Segundo Procés exprime la astucia para ayudar a los protagonistas del Primer Procés. Malversar para ayudar a los malversadores, vamos. Los muy creativos tratarán de avalar los 5,4 millones de euros que el Tribunal de Cuentas exige a quienes lideraron la campaña internacional contra España con dinero público. El govern de Pere Aragonès ha aprobado un decreto ley que pretende cubrir a los altos cargos por sus corruptelas pasadas. El consejero de Economía Jaume Giró, quien durante años fue oprimido como director general de la Fundació La Caixa, se niega a explicar de qué partida se desviará el dinero para el aval. Se trata de una medida que no puede oler más a fraude de ley. El órgano fiscalizador se teme la jugarreta de esta elite extractiva y ya avisa. Después, vendrán los lamentos.
Los socios del PSOE ya presumen de victoria definitiva, de un referéndum de autodeterminación a la vuelta de la esquina
En la Cataluña del Segundo Procés, los indultos de Sánchez solo fueron el pistoletazo de salida. Los socios del PSOE ya presumen de victoria definitiva, de un referéndum de autodeterminación a la vuelta de la esquina. Gabriel Rufián humillaba en el Congreso a un impertérrito presidente español: “Dice que no habrá referéndum… Bueno, también dijo que no habría indultos… Denos tiempo”. Y la cuestión es que los políticos independentistas siempre tratan de cumplir sus amenazas, mientras Sánchez nunca pierde la oportunidad de contradecir con hechos sus propias palabras. Cualquier rotunda y categórica afirmación de este presidente es una confirmación de su contrario. De hecho, poco tiempo ha necesitado su partido para lanzar sus globos sonda en torno a la idea de una consulta que pudiera apaciguar a los nacionalistas.
En el Primer Procés el PSC ya propuso un referéndum en su programa electoral de 2012. Ahora vuelven a comprar el relato nacionalista según el cual el futuro de toda la comunidad política española puede ser decidido por solo una parte. Es la trampa del derecho a decidir: solo deciden unos. Y la decisión es terrible, a saber, expropiarle los derechos políticos a una gran parte de la ciudadanía. No es otra cosa el referéndum que proponen. De este modo, socialistas e independentistas van a repetir la hoja de ruta que desembocó en el infame otoño de 2017. Primero juegan con las palabras, después cruzan sigilosamente algunas líneas rojas, pequeños rubicones, pequeñas microrrupturas, y, finalmente, plantean el desafío con toda su crudeza.
Sin embargo, esta vez evitarán repetir los errores del pasado, mejorando la técnica del golpe a la democracia. El gran peligro de este Segundo Procés es que el actual gobierno de España garantizará su éxito, poniendo trabas a la acción de la Justicia y humillando al constitucionalismo catalán. Así, cuando el secesionismo pueda actuar sin límite ni contención, recordaremos las palabras del ministro José Luis Ábalos –“nos corresponde ir desempedrando todo este camino”- como hemos recordado las de José Montilla en 2010 –“no hay tribunal que pueda juzgar nuestros sentimientos ni nuestra voluntad. Somos una nación”-. En un día normal en la Cataluña del Segundo Procés, el nacionalismo insulta, el socialismo le apoya y el constitucionalismo sufre.
El actual Gobierno español es la mayor victoria del separatismo en toda su historia. La república de Puigdemont duró ocho segundos, pero con Sánchez en La Moncloa el nacionalismo podrá ahora ejercerla sin limitaciones. El sanchismo no podrá con España, pero la está dejando muy herida.
Esquerra Republicana no renunciará al unilateralismo, pero busca un camino más rápido y seguro hacia la independencia, y el PSOE se lo está asfaltando.