Elio Gallego | 09 de junio de 2020
Los bukaneros son jóvenes de ultraizquierda que intentan saquear las posesiones más preciadas para los españoles de buena fe. El silencio impuesto en Vallecas es el modelo de sociedad que le gusta a la izquierda en el poder.
Leo que en Vallecas jóvenes de ultraizquierda, los bukaneros, con k, naturalmente, alardean de haber prohibido toda manifestación de disidencia con el ejercicio despótico que del poder llevan adelante Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en España. Ni caceroladas, ni banderas de España, ni himnos. Nada, todo prohibido, todo reprimido. Así pues, para los vecinos del popular barrio madrileño que no estén de acuerdo con el “estado de alarma”, que los hay, y no pocos, ya saben, a callar por la cuenta que les trae. Se trata de una situación que es, de hecho, muy parecida a la de tantas localidades de España, en especial del País Vasco y Cataluña, lugares donde la libertad de expresión no pasa de ser un mero ejercicio de retórica en el texto constitucional, pero escasamente una realidad.
Nadie desconoce que este grupo de ultraizquierda que impone su ley del terror en Vallecas no es más que una sección de un movimiento más amplio y bien coordinado, los «antifa». Los mismos a los que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha manifestado su intención de calificar como grupo «terrorista». ¿Exagera Trump? ¿Es una calificación injusta? Lo mejor será juzgarlos por sus hechos, y estos se expresan con toda claridad: intimidación, violencia y miedo. Es obvio que su «lucha» no es contra el fascismo, como declaran, que es una ideología muerta desde la Segunda Guerra Mundial, sino que su lucha es contra todo lo que sea «derecha», que, en su mezcla de ignorancia y mala fe, identifican sin más con el «fascismo».
Y para nuestro Gobierno, ¿qué son y qué representan estos grupos? ¿Lo incomodan, le preocupan o, por el contrario, se alegra y complace con su existencia? O, dicho con otras palabras, ¿el silencio impuesto en Vallecas es el modelo de sociedad que le gustaría para toda España a la izquierda en el poder? Para responder a estas preguntas, basta comprobar quiénes son los aliados de Sánchez y la respuesta se impone por sí misma. Sí, Vallecas parece ser el modelo de sociedad silenciada que les gustaría a Sánchez y sus aliados para toda la nación.
Una triste constatación que nos retrotrae a un pasado que creíamos definitivamente superado. Porque, ¿no fue esto, exactamente esto, lo que sucedió en 1936 con el asesinato de José Calvo Sotelo y el intento de hacer lo propio con José María Gil Robles, los dos líderes de la oposición de derechas? Y una inquietud surge inevitable en el ánimo de todos, ¿ha tomado Sánchez el mismo camino que ya en su momento tomara Francisco Largo Caballero con la deriva antidemocrática y liberticida del PSOE?
Volvamos, para concluir, al inicio de este pequeño artículo, a los bukaneros. Según el Diccionario de la Real Academia, se decía bucanero al «pirata que en los siglos XVII y XVIII se entregaba al saqueo de las posesiones españolas de ultramar». Y si ahora quitamos por un momento las circunstancias de tiempo y espacio, veremos cómo el nombre elegido se adecúa perfectamente a esta banda: piratas que se entregan al saqueo de las posesiones españolas. Porque eso es lo que intentan, saquear nuestras posesiones, comenzando por las más queridas y valiosas: la bandera, el himno, el orgullo, la dignidad, la religión, la historia y la libertad. Todas las cosas, en definitiva, que para los españoles de buena fe son las más preciadas de poseer. ¿Conseguirán despojarnos de todo ello? Esperemos que no, pero lo único seguro es que lo intentarán.
Por nuestra parte, el objetivo no puede ser otro que defender nuestras más sagradas y venerables posesiones. Evitar que los piratas, cuya única ideología y razón de ser consiste en izquierdear en su forma más extrema y violenta, alcancen sus objetivos. Porque nos va algo más que la vida en ello.
Desde la entrada de Podemos en las instituciones, la política se ha radicalizado. Su acción se concentra, fundamentalmente, en conmigo o contra mí; en el lenguaje del será así o no será; en ricos y pobres.
El Gobierno roza la libertad absoluta que le proporcionaría un Estado totalitario, con una sociedad amordazada con mascarillas y reprimida por la microviolencia de las multas o la ruina económica.