Patricia Santos | 10 de junio de 2021
El Parlamento Europeo pretende convertir el aborto en un «derecho humano». El remedio contra este nuevo ataque a la vida está en la razón natural, común a todos, y en el esfuerzo de volver a humanizar la conciencia moral de los hombres.
Es un informe registrado 2020/2215(INI) por el eurodiputado croata Predrag Fred Matić (del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo) sobre la situación de la salud y los derechos sexuales y reproductivos en la UE, en el marco de la salud de la mujer en el Comité de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género, presentado a votación en el Parlamento Europeo el pasado 21 de mayo de 2021 y aprobado en forma de Moción al Parlamento Europeo (A9-0169/2021). Aquí puede consultar el acceso al documento y a las votaciones a favor, en contra y abstenciones.
¿Qué razones justifican esta nueva acometida contra el derecho a la vida?
Matic expone en su informe los antecedentes remotos que le han preocupado, a saber, la reacción «violenta» de Polonia respecto a la regulación europea sobre los derechos de las mujeres e igualdad de género en la UE y el derecho al aborto, y el informe realizado por el Instituto Europeo para la Igualdad de Género, 22 de noviembre de 2019, titulado «Beijing +25: la quinta revisión de la implementación de la Plataforma de Acción de Beijing en los Estados miembros de la UE», de 22 de noviembre de 2019, en el que los números 96 y 07 hablan de la necesidad de garantizar el derecho humano de las mujeres a decidir sobre su salud sexual y reproductiva (en adelante, SDSR), situando el aborto dentro de la categoría de derecho humano.
También justifica la necesidad de introducir y garantizar el derecho al aborto libre y seguro para todas las mujeres en la UE, tras conocer que, durante la pandemia y el cierre de COVID-19, los llamados servicios de salud y desarrollo de la salud sexual y reproductiva fueron limitados y/o revocados, constatándose una interrupción en el acceso a servicios para la anticoncepción y la atención del aborto, el VIH y los controles de alcoholemia y drogas.
El eurodiputado -que no cesa de lamentar que el acceso al aborto legal y seguro haya sido limitado durante la pandemia de COVID-19– solicita al Parlamento Europeo que ponga en práctica toda una batería de medidas que resumimos:
– Insta a los Estados miembros a implementar adicionalmente un acceso seguro, gratuito y ajustado al aborto durante las circunstancias de la pandemia de COVID-19 y más allá, como la píldora abortiva, y a que todos reconozcan la atención del aborto como un procedimiento médico y urgente, rechazando así también todas las limitaciones para acceder a él (apartado f) sobre «Atención relacionada con la maternidad, el embarazo y el parto para todos», núm. 47, en el apartado sobre la Prestación de servicios de SDSR durante la pandemia de COVID-19 y en todas las demás circunstancias relacionadas con la crisis.
– Destaca la necesidad de garantizar el acceso a una infraestructura adecuada de higiene y salud en las escuelas para garantizar la salud sexual y reproductiva de las alumnas, ya sea en relación con la anticoncepción, el embarazo, el parto, el aborto, las enfermedades de transmisión sexual o la higiene menstrual (núm. 65, en relación con el apartado «La SDSR como pilares de la igualdad de género, la democracia y la eliminación de la violencia de género»).
– Pide a la Comisión que condene enérgicamente el retroceso en los derechos de la mujer y la SDSR, y que utilice toda su capacidad para fortalecer sus acciones para contrarrestarlo (ver núm. 74 del Informe).
– Pide a la Comisión y a los Estados miembros que intensifiquen su apoyo político a los defensores de los derechos humanos, los proveedores de atención médica que trabajan para promover la SDSR, los derechos de las mujeres y las organizaciones de la sociedad civil de SDSR (núm. 74 del informe).
– Pide a la Comisión monitorear continuamente y asignar el apoyo financiero suficiente y con perspectiva de género a estas propuestas, desde tres partidas presupuestarias millonarias de la UE: el Programa Ciudadanos, Igualdad, Derechos y Valores (dicho Fondo dispone de una asignación presupuestaria propuesta de 947 millones de euros durante siete años: 642 millones para el programa de derechos y valores, y de 305 millones para el programa de justicia).
– Pide a la Comisión que adopte medidas concretas para proteger la SDSR, comenzando por el establecimiento de un Enviado Especial de la UE para la salud y los derechos sexuales y reproductivos y la adición de un capítulo designado sobre la «Situación de la SDSR» en el informe anual de la UE sobre Derechos Humanos y Democracia (núm. 76 del Informe).
Votaron a favor de la moción: Anna-Michelle Asimakopoulou, Hildegard Bentele, Janina Ochojska, Christian Sagartz, Tomas Tobé (del grupo parlamentario PPE); Mónica Silvana González, Evin Incir, Pierfrancesco Majorino, Norbert Neuser, Marc Tarabella (del grupo parlamentario S&D); Catherine Chabaud, Charles Goerens, Jan-Christoph Oetjen, Chrysoula Zacharopoulou (del grupo parlamentario RENEW); Dominique Bilde (del grupo parlamentario ID); Pierrette Herzberger-Fofana, Erik Marquardt, Michèle Rivasi (del grupo parlamentario VERTS/ALE); Miguel Urbán Crespo (del grupo parlamentario THE LEFT) y Antoni Comín i Oliveres (del grupo parlamentario NI).
Votaron en contra de la moción: György Hölvényi (del grupo parlamentario PPE); Bernhard Zimniok (del grupo parlamentario ID); y Ryszard Czarnecki y Beata Kempa (del grupo parlamentario ECR).
Se abstuvo: Rasa Juknevičienė (del grupo parlamentario PPE).
El informe introduce el derecho al aborto como una cuestión más -como si de lógica se tratase- junto a la salud e higiene sexuales, junto a los matrimonios forzados y las condiciones insalubres de los «pobres» abortorios europeos que, por lo visto, carecen de las condiciones que los hagan verdaderamente seguros.
Primera objeción: no mezclar churras con merinas. Cada cuestión tiene una categoría distinta y el aborto no es lo mismo que un test de alcoholemia.
Segunda objeción: ¿a qué llama aborto seguro? ¿Es que existe? Ni siquiera el aborto exitosamente realizado es seguro. Pregunten por los síndromes posaborto a cualquier psicólogo clínico, ginecólogo, terapeuta.
Tercera objeción: ¿cura el aborto alguna enfermedad? ¿Por qué se incluye dentro de las medidas de salud? ¿Por qué se ha de prestar como un «servicio»-«médico»-«urgente»? No es servicio, no es médico y, desde luego, si no es una enfermedad, que nos expliquen la urgencia.
Cuarta objeción: ¿derecho humano? Desde luego, el papel lo aguanta todo, pero que no busquen otra justificación porque no la hay. Vayamos a la categoría de «humano»: ¿puede existir un derecho humano en perjuicio de la vida de otro ser humano? ¿Nos protege en nuestra dignidad fundamental terminar con la vida de quien hemos concebido? ¿Debe el Estado garantizar que podamos ejercer esta medida? ¿Debemos pagarla con nuestros impuestos y prohibir a los agentes de salud que se opongan a realizar abortos?
Objeción final: ¿puede existir un derecho en perjuicio de alguien inocente? ¿Es un derecho todo lo que deseamos, carece de límites legales la libertad, cuando sabemos por experiencia que la libertad humana es existencialmente condicionada? Si tenemos derecho a eliminar la vida del concebido, ¿quién tiene el deber de quitársela?
Decía san Juan Pablo II, en su encíclica Veritatis Splendor, que una democracia relativista no es más que una forma de totalitarismo visible o encubierto (VS, 101). Así se aprecia en los votos dispersos del PPE (dispersos en un sentido, en su contrario y en la abstención), así como en la perversión del mecanismo que somete la verdad a la cantidad numérica de votos, como si la verdad pudiera cuantificarse en votos. Los votos solo miden el consenso (o su ausencia) y nada más.
La responsabilidad de los políticos en cuanto a las acciones que promueven y que votan aparece hoy agresivamente imbuida de sustituir la conciencia personal y sus opciones libres por lo legal, amparando el discurso políticamente correcto. Al menos Kelsen era más claro al decir (erróneamente) que el derecho y la moral eran parcelas aisladas; hoy cualquier Matic de turno realiza un reduccionismo inverso a Kelsen, declarando cínicamente que lo moral es lo políticamente correcto y votado por la mayoría. Es el triunfo de Maquiavelo a escala planetaria.
Una democracia relativista no es más que una forma de totalitarismo visible o encubiertoSan Juan Pablo II
Nos recuerda san Juan Pablo II la necesidad de renovarnos personalmente y de dar la batalla cultural. ¡Bien por esos 4 votos en contra del informe! En la citada encíclica (núm. 98), recuerda: «Como enseñan la experiencia y la historia de cada uno, no es difícil encontrar, en el origen de estas situaciones, causas propiamente culturales, relacionadas con una determinada visión del hombre, de la sociedad y del mundo. En realidad, en el centro de la cuestión cultural está el sentido moral, que a su vez se fundamenta y se realiza en el sentido religioso».
El remedio está en la razón natural, común a todos, y en el esfuerzo, siempre renovado, de volver a humanizar la conciencia moral de los hombres. El presente está sacudiéndonos como nunca: nos estamos haciendo más sensibles a las perversiones, los excesos, los escándalos. Junto a este sentido de alerta también nos encontramos más débiles, si pensamos en las dimensiones «gigánticas» de los medios del mal y de quienes los secundan. Tengamos esperanza. No es humillante, al contrario, es un orgullo defender la verdad, también en la moral. La verdad solo trae libertad. Debemos ponernos al servicio de la conciencia iluminada por la fe y moderada por la caridad, siempre al lado y al servicio de los más débiles, en este caso de los gestados y sus gestantes.
La resolución de una juez británica de obligar a una mujer discapacitada a abortar es fruto del fanatismo intransigente de quien cree que puede decidir sobre la vida de otros.
Se propaga la campaña mediática que utiliza el caso de los padres que arrojaron a su hijo a un río para defender el aborto sin permiso paterno entre las menores de 16 años.