Carlos Echeverría | 14 de mayo de 2019
La tensión aumenta entre Estados Unidos e Irán en un contexto complicado en todo Oriente Medio.
Desde que el 8 de mayo de 2019 el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara su decisión de abandonar el Acuerdo Nuclear alcanzado con Irán en Viena, en julio de 2015, por el denominado G5+1 (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania), las inquietudes se han desatado en Oriente Medio, la tensión entre Washington y sus aliados europeos crece y el pulso entre halcones y pragmáticos en Irán se hace más evidente.
Desde entonces, han pasado muchas cosas dentro y fuera de la región que contribuyen a incrementar la tensión. Ante la creciente visibilidad e influencia de Irán en Oriente Medio -gracias a la guerra de Siria pero también a su consolidación en Irak, en Líbano y en Yemen- Benjamín Netanyahu ganaba las elecciones generales de 9 de abril en Israel, reflejo de la buena acogida que tiene su posición de firmeza en un escenario regional desfavorable.
Veremos qué pasa con Irán. Si hacen algo, será un error muy graveDonald Trump, presidente de Estados Unidos
Y como decisión más reciente, la Administración Trump añadía en abril a la Guardia Revolucionaria iraní, los Pasdarán, que constituyen un cuarto ejército dentro de las Fuerzas Armadas de Irán, en su lista de organizaciones terroristas. Un indicador más, junto con un impresionante despliegue aeronaval en el Golfo (un portaaviones con su grupo de combate y bombarderos estratégicos B-52), y el endurecimiento progresivo de las sanciones (en agosto y noviembre de 2018 contra el sector bancario y petrolero, en abril de este año eliminando la no renovación de las exenciones aplicadas a ocho países que podían seguir comprando crudo iraní y ya en el corriente mayo vigilando aún más estrechamente el sector nuclear iraní y boicoteando su importante sector metalúrgico) de la dura presión estadounidense.
Franceses, británicos y alemanes, como componentes europeos del G5+1, pero también otros países del viejo Continente que abrigaban expectativas de incremento del comercio con Irán tras el Acuerdo de 2015, están ahora en una posición difícil. Y ello, no solo por la inestabilidad creciente en su vecindario inmediato como es Oriente Próximo y Medio, sino también por la amenaza estadounidense de aplicar sanciones a todo aquel aliado que pretenda seguir manteniendo ventajosas relaciones con Teherán.
El Instrumento de Apoyo a los Intercambios Comerciales (Instex, en su acrónimo en inglés) fue ideado por la Unión Europea para salvaguardar las actividades comerciales y sobreponerse a sanciones estadounidenses pero no ha funcionado. Por otro lado, los europeos también venían confiando en que una herramienta como es la Financial Action Task Force pudiera servir para mantener relaciones con Irán sin sufrir la retorsión estadounidense, y ello porque sirve para contrarrestar posibles actividades de lavado de dinero y de financiación del terrorismo, pero es imprescindible que Irán se someta a ella y se compruebe que la cumple, y esto no es previsible que ocurra en las presentes circunstancias.
En Irán, los pragmáticos, con el ministro de Asuntos Exteriores Mohammad Javad Zarif a la cabeza, están de capa caída, precisamente por haber sido los artífices de la aproximación al G5+1 que posibilitó la culminación del acuerdo ahora amenazado de muerte. Y es el sector duro encabezado por el líder supremo, Alí Jamenei, y por el muy mediático jefe de la Fuerza Al Qods, la élite de los ya de por sí muy elitistas Pasdarán, el general Qassem Suleimani, el que asume el liderazgo en un escenario de creciente confrontación. Ambos son contrarios a seguir haciendo concesiones, como sería la firma y aplicación por Irán –siguiendo el deseo del ministro Zarif y también del presidente Hassan Rohani– de la Financial Action Task Force.
Si Estados Unidos hace un movimiento militar los golpearemos en la cabezaAmirali Hajizadeh, comandante de la Guardia Revolucionaria de Irán
La propuesta del presidente Trump de que el acuerdo de 2015 sea sustituido por otro en el que se incluyan las intensas actividades en el exterior de Irán a través –en lenguaje estadounidense– del freno tanto a su producción y exportación de misiles, como a su ofensiva regional y su apoyo al terrorismo trata de anular a un dinámico actor en expansión, algo que a buen seguro hará cerrar filas en términos de negativa airada a duros y pragmáticos en Teherán.
Las elecciones confirman el agudo proceso de cambio en Israel y la consolidación de las posiciones religioso-nacionalistas.