Carlos Cuesta | 20 de abril de 2020
Pedro Sánchez busca reeditar los Pactos de la Moncloa con un líder de la oposición al que ha ninguneado desde el inicio de esta crisis sanitaria.
Pedro Sánchez ha citado a Pablo Casado para un encuentro en el que pretende convencer al líder de la oposición de la necesidad de reeditar unos supuestos Pactos de la Moncloa. El mismo Pedro Sánchez que ocultó las alertas de la OMS entre el 23 y el 30 de enero y ordenó a todo su Gobierno animar a la población a acudir en masa a la manifestación del 8M, convirtiendo ese encuentro en un inmenso foco de contagio del coronavirus.
El mismo presidente que fulminó a José Antonio Nieto González, jefe del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de la Policía Nacional, por hacer públicas esas alertas del coronavirus con meridiana claridad en un informe dirigido a los agentes el 24 de enero.
El mismo Sánchez que ha decidido no utilizar la capacidad real de España para realizar test PCR masivos y detectar los focos de contagio: más de 350 laboratorios con plena capacidad analítica han permanecido aparcados, desaprovechando la posibilidad de haber duplicado los test más fiables, los PCR.
El mismo que ha dado orden de ocultar todos los muertos sin test, ni analítica, ni autopsia, en las estadísticas oficiales. En un momento en el que ni hay test, ni analíticas, ni autopsias para buena parte de las víctimas. El mismo que dio orden a los policías y sanitarios de no usar los EPI en las primeras semanas de avance del virus porque creaban “alarmismo”, exponiendo sus vidas, de ese modo, a la enfermedad.
El mismo que ocultó durante más de un mes las alertas trasladadas por la UE a través de diez reuniones celebradas entre el 30 de enero y el 2 de marzo, con tal de poder celebrar su manifestación feminista y no dejarle ese testigo a su rival y compañero Podemos.
Sánchez tan solo busca amordazar a la prensa, al Parlamento, a la Justicia. Y ahora a la oposición
El mismo que ha pedido a través del CIS y del Congreso la censura de los medios de comunicación libres.
El mismo que ocultó y desoyó durante mes y medio las advertencias científicas que no le convenían -como la lanzada en el Comité de Expertos del Ministerio de Sanidad por Juan Martínez Hernández, experto en Salud Pública de la Organización Médica Colegial, que ya el 30 de enero contradijo a Fernando Simón y le advirtió de que minusvaloraba el efecto demoledor de la COVID-19-. El mismo que retrasó de tal manera los mecanismos de respuesta frente al coronavirus que, cuando quiso reaccionar, fue imposible ya comprar los necesarios medios de protección y test en un mercado internacional donde todos los países habían realizado semanas antes sus pedidos masivos, colapsando la oferta.
El mismo Sánchez que ha preferido dejar vendidos a los autónomos y pymes sin rebajar ni un impuesto, ni una cotización social. Y llegando a regular el cobro de intereses por el aplazamiento de estos pagos.
El mismo que ha tenido tiempo para blindar en el CNI a Pablo Iglesias aprovechando el estado de alarma, pero no para guardar un minuto de silencio por las víctimas.
Inútil, indigno, irresponsable, incompetente, desleal… me insultan por apoyar la alarma cuando le abandonan sus socios. 4 minutos de teléfono me ha dedicado Sánchez en 24 días. ¿Esa es la lealtad y unidad que impone con una mano mientras suelta su clásico dóberman con la otra? pic.twitter.com/1NOXuaH1Rs
— Pablo Casado Blanco (@pablocasado_) April 15, 2020
El mismo que en el ébola, en el año 2014, y con un perro sacrificado, pidió dimisiones para los ministros del PP, y ahora miente con descaro en la tribuna del Congreso, afirmando que no tiene nada de lo que arrepentirse porque somos el país más blindado frente al virus. Todo ello, cuando somos el primer país del mundo en muertes por millón de habitantes.
Y el mismo que ha seguido mandando sin protección a los sanitarios a los que dice aplaudir, convirtiendo su impresionante labor en todo un sacrificio humano evitable.
Ese Sánchez es el que dice acudir a firmar con el PP una reedición de unos pactos que representan el entendimiento, el perdón, el deseo de ayudar a España por encima de todo, el sacrificio por los demás.
Por eso acierta Pablo Casado al afirmar que no es creíble la voluntad de pacto de Pedro Sánchez. Porque Sánchez tan solo busca amordazar a la prensa, al Parlamento, a la Justicia. Y ahora a la oposición.
El acuerdo del Gobierno con el PP, fundamental para impulsar la salida de la crisis, se presenta como inviable tras los insultos de Adriana Lastra. Hay que negociar cómo se vuelve al trabajo y a la vida cotidiana.
El Gobierno solo tomó medidas frente al coronavirus cuando pasó el 8M, pese a las advertencias de la OMS y el espejo de Italia. Ahora, lejos de atajar la situación, buscan culpables colaterales.