Carlos Cuesta | 22 de agosto de 2019
La última oferta de Pablo Iglesias al PSOE lleva implícita una subida de impuestos que pondría en riesgo la estabilidad económica española.
Podemos pretende un esquema de paralización empresarial y laboral del país.
La oferta sigue contemplando una vicepresidencia social y varios ministerios.
Podemos ha presentado al PSOE su enésima propuesta de programa de pacto de gobernabilidad de España. Hasta ahí ninguna novedad.
El plan de Podemos incluye, además, una reiterada exigencia al Partido Socialista de contar con carteras ministeriales y una vicepresidencia social en el futuro e hipotético gobierno de Pedro Sánchez. Hasta ahí, de nuevo, ninguna novedad.
El programa de Podemos plantea, ya no una mera subida fiscal para todos los españoles, sino un auténtico desatino convertido en sablazo tributario capaz de destrozar el poder adquisitivo de los españoles, de frenar la creación de empleo, de bloquear la atracción y creación de empresas, y de paralizar el propio crecimiento económico.
El efecto dañino de la subida de impuestos planteada po Iglesias supondría literalmente la mayor escalada tributaria vivida en España en décadas
Y, hasta ahí, de nuevo, ninguna novedad. Salvo por un pequeño detalle: y es que el efecto dañino de la subida de impuestos planteada ahora por los hombres de Pablo Iglesias supondría literalmente la mayor escalada tributaria vivida en España en décadas por las grandes creadoras de empleo, las empresas.
El documento presentado por Podemos incluye literalmente nueve subidas tributarias para financiar «la lucha contra la precariedad, por el empleo digno y las pensiones justas». Y esas subidas están diseñadas con tan escasa eficacia técnica que directamente serían capaces de azotar a toda la estructura productiva de España, empezando por las empresas que más plantilla contratan.
La primera de esas subidas afecta al IRPF de las rentas altas del trabajo. Supondría una escalada de dos puntos porcentuales para los contribuyentes con ingresos superiores a 130.000 euros, y cuatro para los superiores a 300.000 euros. De ese modo, el tipo marginal máximo del impuesto rebasaría el 50% en varias autonomías, como Cataluña, Andalucía, Comunidad Valenciana o País Vasco.
La segunda medida ya no distingue entre rentas del trabajo altas, medias o bajas. Y supone una subida de cuatro puntos porcentuales del impuesto sobre el ahorro para las rentas del capital superiores a 140.000 euros.
La tercera subida de impuestos pasa por castigar los principales movimientos bursátiles de los contribuyentes realizados por medio de las entidades financieras.
La tercera reforma planteada por Podemos pretende crear un Impuesto sobre las Transacciones Financieras con un tipo del 0,2% sobre las operaciones de compra de acciones de empresas grandes, que son, a fin de cuentas, las compañías cotizadas en las que suele invertir la capa media española.
La cuarta subida implica una escalada del Impuesto de Sociedades, fijando una tributación mínima del 15% para las grandes compañías y del 18% para la banca y las empresas del sector hidrocarburos.
El quinto ‘sablazo’ fiscal consiste en limitar las exenciones de dividendos o plusvalías de las empresas por su participación en sociedades filiales. La formación morada pretende «reducir en un 5%» esa bonificación.
La sexta subida de impuestos de Podemos afecta a las sicav, reduciendo el número de sociedades que pueden aplicar el tipo impositivo rebajado, de manera que las expulsadas pasarían de pagar un tipo de 1% a pagar uno del 25%.
La séptima afecta a las socimi (empresas de inversión colectiva en inmuebles en alquiler), que pasarían a tener un nuevo tipo de gravamen «del 15% sobre los beneficios no distribuidos por este tipo de entidades».
El octavo incremento de impuestos de Podemos pretende elevar «el 1 % el Impuesto de Patrimonio a las fortunas de más de 10 millones de euros».
La novena subida fiscal se produciría por la eliminación de los beneficios fiscales de los planes de pensiones.
Y si esa es la parte que afecta a las subidas de impuestos, no menos preocupante es la que toca las reformas laborales. Porque Podemos pide derogar sin contemplaciones la reforma laboral del PP. Todo ello con el fin de dar más poder a los sindicatos y a los convenios sectoriales sobre los convenios de empresa, de recuperar la ultraactividad indefinida de los convenios, y de regular más costes laborales en un nuevo estatuto de los trabajadores.
Y por si fuera poco, Podemos plantea una jornada laboral de 34 horas semanales y «seguir aumentando progresivamente el salario mínimo interprofesional (SMI) hasta alcanzar los 1.200 euros al final de la legislatura, estableciéndolo en 1.000 euros en 2020 y 1.100 euros en 2021″.
Y pide la «actualización de las pensiones con arreglo al IPC real establecido mediante ley, con incrementos progresivos mayores en plazos breves para la equiparación de las pensiones (o garantías) mínimas al SMI”.
En resumen, todo un esquema de paralización empresarial y laboral del país. Algo que, por lo visto, Podemos cree que es lo mejor para España.