David Vicente Casado | 22 de octubre de 2019
El diplomático español aboga porque el Gobierno recupere competencias, como la Educación, para evitar así el envenenamiento de los jóvenes catalanes. En el ámbito internacional, lamenta el comportamiento del Parlamento británico respecto al ‘brexit’, ya que el acuerdo entre Europa y Johnson era una salida razonable.
Javier Rupérez ( Madrid, 1941) entró en la carrera diplomática en el año 1965 y la ha desempeñado de forma oficial hasta el año 2011, aunque a Rupérez no le hace falta ostentar una embajada para seguir haciendo gala de su diplomacia. Llega a la entrevista después de presidir una conferencia sobre la situación de la Unión Europea el mundo, con motivo del 20 aniversario de la creación del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad CEU San Pablo.
Javier Rupérez aglutina en su excelente currículum profesional destinos tan relevantes como Washington -cuyos años como embajador de España dieron, literalmente, para escribir un libro- , Etiopía, Finlandia y Ginebra, entre otros. De ahí, que la política internacional esté muy presente en esta entrevista, y más, cuando el Parlamento británico vuelve a decir «No» a Boris Johnson. Pero no solo la internacional, Rupérez habla muy claro sobre la situación política de nuestro país, de la situación de «emergencia nacional» que se vive en Cataluña ante la «pasividad del Gobierno de Pedro Sánchez», sin olvidar la sombra de un nuevo bloqueo institucional por los posibles resultados de las próximas elecciones. ¿La solución? Rupérez lo tiene claro:«Una gran coalición entre el PP y el PSOE».
Por último, Rupérez sigue esperando que RTVE le de el mismo espacio y tiempo que sí concedió hace unos meses a su secuestrador, Arnaldo Otegi. De momento, Rosa María Mateo y sus directivos siguen sin tener en cuenta la petición.
David Vicente: ¿Cuál es la radiografía que haría usted de la situación actual de Europa?
Javier Rupérez: La Unión Europea sigue siendo una poderosa realidad política, administrativa, económica… Incluso en otros terrenos donde no está suficientemente integrada, como puede ser el terreno de la política exterior o el terreno de la defensa, supone una presencia enormemente importante para los países miembros y como realidad internacional. Existen problemas, por supuesto, uno de los más visibles y más complicados que tenemos en la actualidad es que, por primera vez, un estado quiere separarse. Algún malintencionado o bienintencionado dirá que lo que querían los británicos con esta separación era debilitar a Europa y han conseguido justo lo contrario.
David Vicente: ¿Qué le parece el acuerdo que alcanzaron la Unión Europea y Reino Unido para el ‘brexit’?
Javier Rupérez: El acuerdo entre la Unión Europea y el Reino Unido de Boris Johnson era posiblemente el único posible, en la medida en que ofrecía a los británicos una salida razonable y defendía al mismo tiempo la integridad básica del sistema comunitario. Es evidente a estas alturas que era esto último lo que principalmente estaba en juego. Antes, Theresa May, y ahora, Boris Johnson, pretendían irse rompiendo la unidad europea. Una unidad europea, a la que nunca el Reino Unido prestó un mínimo interés. Es lamentable que hayan decidido irse pero en algún sentido es mejor que lo hagan. Y cuanto antes mejor.
D.V.: Sin embargo, de nuevo, no ha contado con el respaldo del Parlamento británico…
J.R.: El tan prestigiado Parlamento británico se ha convertido, últimamente, en un impresentable circo de confusos intereses. Todos ellos convencidos de que Britannia sigue mandando en el mundo. La última voltereta, retrasando la decisión, es una muestra más de la irresponsabilidad con que los “comunes” siguen jugando con los intereses de la población local y con los de todos los europeos.
D.V.: ¿Cuáles son los pasos a seguir ahora?
J.R.: No creo que haya más margen para dar por culminado el abandono británico. Tener a 26 países pendientes de la última bufonada del Gobierno y del Parlamento de Londres es insostenible. Y que cada cual haga frente a las consecuencias. No será fácil para la Unión Europea, pero sobre todo los isleños sabrán pronto en sus carnes el alcance de su irresponsabilidad institucional y colectiva. El lema ya no es Rule Britannia sino Poor Britannia. O, en términos castizos, “Basta Ya”.
El tan prestigiado Parlamento británico se ha convertido últimamente en un impresentable circo de confusos interesesJavier Rupérez
D.V.: Usted que ha sido embajador en Washington, ¿qué valoración puede hacer de la legislatura de Donald Trump?
J.R.: Donald Trump ha introducido una serie de factores poco convencionales, sobre todo con relación a lo que había sido la continuidad en la política americana, al menos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Ha puesto en duda alianzas, como la Atlántica, ha puesto en duda relaciones con la Unión Europea, algunos de sus valores, e incluso del funcionamiento de los Estados Unidos a través de su política guiada hacia la exaltación nacionalista americana. Yo no tengo ninguna duda sobre la regularidad de la elección de Trump, pero es evidente que hay un cambio significativo en los parámetros básicos del comportamiento de los Estados Unidos en los últimos 80 años. Eso sí , la sociedad americana es una sociedad creativa, imaginativa, libre, con un gran sentido del respeto institucional y constitucional.
D.V.: Centrémonos ahora en nuestro país, ¿qué valoración hace usted de la labor que está realizando el Gobierno en Cataluña?
J.R.: La situación en Cataluña está fuera de control. Contemplamos como instituciones y personas que las representan , que tienen su origen en la Constitución española, y que a su vez están financiadas por todos los españoles, se han convertido en líderes de un movimiento en contra de la propia España. Esto, por ejemplo, sería incomprensible en Estados Unidos, en Francia o Alemania, por ejemplo. Es un dato a tener en cuenta.
Se habla mucho del artículo 155, pero es una medida excepcional. Por una parte, el Gobierno tiene que actuar con firmeza en el marco de sus obligaciones constitucionales para acabar con la sedición, no porque lo haya dicho el Tribunal Supremo. Hay medidas legales para que el Ejecutivo lo haga sin necesidad de fiarse permanentemente a lo que digan los jueces.
Hay que constatar que estamos en una situación muy grave, en un sentido terminal, con muchas historias detrás que se vienen acumulando desde hace 40 años y que tienen que ver con una deslealtad de todos los movimientos separatistas. Hay que hacer una planificación, a medio o largo plazo, para recuperar competencias, como por ejemplo la Educación, ya que estamos viendo que los que están quemando la mitad de Barcelona son jóvenes envenenados con las mentiras del separatismo. Si no se hace, este país se convertirá, de aquí a unos años, en lo que quiere el señor Quim Torra, una nueva Yugoslavia.
D.V.: Vista la gravedad patente de la situación, ¿esperaba usted alguna respuesta más contundente por parte del Gobierno?
J.R.: Por supuesto. No tengo ninguna confianza en este Gobierno ni en su presidente. Todos hemos visto lo que está ocurriendo en Barcelona y todos hemos visto la pasividad del Ejecutivo de Pedro Sánchez, con una vicepresidenta que dice que “todo es normal en Cataluña”, un ministro del Interior que afirma que «no hace falta tomar ninguna medida». Esa pasividad es absolutamente mortal y, vistas las últimas encuestas, es posible que esto tenga consecuencias electorales.
El país necesita una gran coalición entre el PP y el PSOE. En momentos como este, los políticos deberían de tener en cuenta la salud de la nación y dejarse de planteamientos personalistas.Javier Rupérez
D.V.: Hablando de elecciones, ¿qué hemos hecho los españoles para ir a votar cuatro veces en cuatro años?
J.R.: El panorama político ha ido cambiando por decisión de los ciudadanos, y allí donde teníamos un sistema básicamente bipartidista se ha producido una proliferación de ofertas políticas. Entre medias, hay errores políticos graves, como fue la presidencia del Gobierno que ejerció José Luis Rodríguez Zapatero, que fue una catástrofe, la crisis económica generó una serie de movimientos populistas de izquierdas que han sido una calamidad y, por otra parte, lo que era el centroderecha pecó de una cierta desidia. Todo eso se paga y genera la aparición de otras fuerzas políticas que reclaman en el centro-derecha aquello que se entendía que el PP no estaba haciendo. Todo esto ha generado un panorama complicado.
Veremos qué ocurre el #10N, pero yo sí creo que, en esta circunstancias, aunque haya una reagrupación de fuerzas, el país necesita una gran coalición entre el PP y el PSOE, con todo lo que conlleva una gran coalición: con sus partes precisadas, negociadas y acordadas bajo la unidad nacional como un elemento primordial, y otras que no. Hay muchos países que lo han practicado y que lo siguen practicando y que solo se producen en momentos de emergencia nacional como el que vivimos. En momentos como este, los políticos deberían de tener en cuenta la salud de la nación y dejarse de planteamientos personalistas.
D.V.: Pero con Sánchez liderando el PSOE parece difícil que se pueda lograr esa gran coalición…
J.R.: Allá Sánchez con sus responsabilidades, que cada vez son más graves. Si Zapatero fue malo, Sánchez, puede pasar a la historia como el presidente que acabe con la unidad del país. Esta idea que vende Sánchez de que tiene derecho a estar permanentemente en el Gobierno no está en la realidad de los números, ni en realidad política, ni en la realidad del momento.
D.V.: La tendencia, según las últimas encuestas, parece marcar una vuelta hacia el bipartidismo, ¿qué vida le da a partidos como Ciudadanos, Podemos y Vox?
J.R.: Yo ahí me atengo a lo que dicen las encuestas. Las últimas que hemos visto indican una congelación de las expectativas socialistas, que también es significativo. Al fin y al cabo, los españoles siguen teniendo una idea muy clara de lo que es la responsabilidad gubernamental cuando se habla de la unidad nacional y eso el PSOE lo está pagando.
Sánchez ha cometido un gran error pensando que con estas elecciones iba a conseguir una mejora de sus resultados de abril. Es evidente que el PP se está recuperando, gracias también al fracaso definitivo o temporal que vive Ciudadanos, y es evidente que Vox ha encontrado un nicho, un mensaje que tiene que ver con la reclamación de la unidad nacional.
Eventualmente, tenemos que plantearnos la presencia de las formaciones separatistas en la formulación de las políticas nacionales. No tiene sentido que un Gobierno nacional, sea cual sea el signo, tenga que depender de los separatistas catalanes o vascos. La política española no puede depender de gente que no creen en España.
Arnaldo Otegi es un terrorista que no tiene un curriculum vitae, sino un historial delictivo que está derivado, exclusivamente, de sus acciones terroristas. Esta es la persona que fue entrevistada por TVE.Javier Rupérez
D.V.: ¿Usted sería partidario de agrupar las fuerzas de centro-derecha bajo las siglas de “España Suma”?
J.R.: Yo preferiría un solo partido, pero tenemos el sistema electoral que tenemos y es una cosa que debemos tener en cuenta. Cuando se produce una concentración de candidaturas se produce una concentración del voto. La idea de ‘España Suma’ es sumar esfuerzos, desde el punto de vista numérico, tanto para el Congreso de los Diputados como el Senado. Al final, lo que habría que hacer es pensar en la recomposición, con sensibilidades diversas, pero al mismo tiempo con una noción muy clara sobre lo que es el propósito unitario. Mientras eso no ocurra, tan solo podrá ser una coalición de afines que puede rentabilizar el voto
D.V.: Se armó mucho revuelo por la entrevista, en ‘El Hormiguero’, de Santiago Abascal. Los mismos que la criticaron, alabaron a RTVE cuando el ente público entrevistó a Arnaldo Otegi, ¿usted cómo vivió esa entrevista?
J.R.: Me causó una gran irritación personal. Arnaldo Otegi es un terrorista que no tiene un curriculum vitae, sino un historial delictivo que está derivado, exclusivamente, de sus acciones terroristas. Esta es la persona que fue entrevistada por TVE. Yo lo que pretendí, como hice público, fue que, al ser víctima de este terrorista, quería tener exactamente el mismo espacio de tiempo y formato que tuvo mi secuestrador. No es que yo solo quiera rebatir, que también, sino reclamar un derecho que está poco atendido en este país. Yo soy de las pocas víctimas que, de una manera coherente, puede contar lo que es el terrorismo. Que en ese contexto, RTVE se niegue a darme ese espacio y ese tiempo demuestra lo que es ese ente público actualmente: una televisión que está al servicio de Pedro Sánchez.
Rosa María Mateo anuncia que la televisión publica deja de calificar a Vox como partido de «extrema derecha» porque ya no hace falta.
Cataluña se dirige hacia una decadencia acelerada e intensificada desde un poder público que se esconde tras el «Tsunami Democràtic».