Miguel Ángel Gozalo | 23 de mayo de 2019
Madrid Central, medida estrella de Carmena, se ha convertido en un asunto destacado en la lucha electoral municipal.
«Todo el año es carnaval», sentenció Mariano José de Larra al contar la vida política de su tiempo. Es seguro que, si no a todo el año, el dictamen de aquel implacable «Pobrecito hablador» se le puede aplicar ahora al turbulento periodo de las campañas electorales. Podemos fue, hace cuatro años, el gran agitador de la fiesta y conquistó ayuntamientos que hasta entonces se habían repartido el PSOE y el PP, haciendo estragos sobre todo en el mapa monocromático de este último.
Dos consistorios, los de las ciudades de Madrid y Barcelona, las primeras de España como modelo urbanístico a seguir y síntesis de las dificultades que tiene en nuestro tiempo el manejo de las grandes conglomeraciones, fueron a caer en manos de los amigos de Pablo Iglesias y se constituyeron en los mascarones de proa de los llamados ayuntamientos del cambio. Hoy son el gran reto electoral.
En Madrid, rompeolas de todas las provincias españolas, la batalla entre la izquierda y la derecha es especialmente emocionante, porque entran en ella, además de los clásicos PP y PSOE, el nuevo Podemos, su escisión errejoniana y, sobre todo, como gran novedad en los carteles, VOX, que le ha cantado a la alcaldesa, en la pradera de San Isidro, con música de Agustín Lara, una versión ad hoc del célebre chotis: «Madrid, Madrid, Madrid: Carmena, te queda poco tiempo aquí».
¡Feliz día de San Isidro a todos los madrileños!
Nuestros candidatos al Ayuntamiento y Comunidad de #Madrid, @Ortega_Smith y @monasterioR, no quieren dejar pasar la ocasión para enviar un mensaje a Carmena.
? @vox_es será #TuVozEnMadrid#DíaInternacionalDeLaFamilia #SanIsidro pic.twitter.com/mIrleKnZjp
— Vox Madrid (@madrid_vox) May 15, 2019
Madrid Central, que es el proyecto más ambicioso de la alcaldesa (dejar sin tráfico privado la almendra central de la ciudad, el cogollo de la actividad económica y vital que gira en torno a la castiza Puerta del Sol, para rebajar la contaminación), se ha convertido en uno de los asuntos destacados de lucha municipal. Para la derecha, partidaria del liberalismo comercial, es un disparate, y el candidato del Partido Popular al ayuntamiento, José Luis Martínez-Almeida, ya ha prometido que, si se hace con la vara de mando, lo desmontará.
Es algo relativamente fácil de hacer: basta decirles a los guardias municipales que dejen pasar a los coches, como antes, y suprimir esas líneas rojas que marcan el terreno prohibido, que son como las rayas del ruedo de Las Ventas para los caballos de los picadores.
Para la izquierda el asunto representa lo contrario: el triunfo de lo colectivo frente a lo privado. La revolución frente al statu quo. Según la izquierda, lo que hay que hacer es aumentarlo: Madrid Central hay que extenderlo a otros barrios de Madrid y a otras ciudades de España. «A la calle, que ya es hora de pasearnos a cuerpo», como quería Gabriel Celaya. Hay que salvar el planeta Tierra dejando el coche en casa.
Madrid Central, que es el proyecto más ambicioso de Carmena, se ha convertido en uno de los asuntos destacados de lucha municipal
En los desayunos informativos que acompañan las campañas electorales (una especie de mítines para minorías selectas) nunca faltan propuestas más que variadas para acompañar con las magdalenas, que en Madrid no son las de Marcel Proust, sino las de la todavía alcaldesa, Manuela Carmena. Es sabido que a base de magdalenas, cocinadas por esta veterana militante izquierdista que es la exjuez, fue como Carmena sedujo a Íñigo Errejón para salirse ambos de su compromiso con Podemos y presentarse bajo un nuevo rótulo -«Más Madrid»- a las inminentes elecciones municipales, a las que la izquierda concurre con tantas siglas como la derecha.
Las últimas propuestas de este bando las ha hecho Carlos Sánchez Mato, que se presenta bajo la denominación de «Izquierda Unida-Madrid en pie municipalista» y que, tras ser presentado como cristiano de base del popular barrio de Aluche y con un pasado de lucha que lo llevó a ser delegado de Economía y Hacienda con Carmena (y a ser cesado por esta cuando su radicalismo se enfrentaba a las recomendaciones del ministro de Hacienda del PP Cristóbal Montoro), está dispuesto a luchar contra la «desigualdad lacerante», a frenar las políticas de derechas y a redistribuir poder y recursos. Hay recursos, dice, y el austericidio es letal para la democracia.
«Y, ¿qué hacemos con Madrid Central?, se le ha preguntado. «Ir más allá. La contaminación no entiende de barrios. No puede haber diferencias en la calidad del aire. Las restricciones al tráfico rodado deben ir acompañadas de un incremento del transporte público».
¿Ven que fácil? Los problemas se resuelven enseguida si todo el año es carnaval.