Raúl Mayoral | 24 de julio de 2021
Dave Rubin presenta en No quemes este libro un manual para entender la locura del actual clima político y proporciona herramientas para evitar la autocensura por temor a la «mafia progre».
«Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo»
Voltaire
Habiendo izquierdistas prestos a tirarse por un barranco tras su caudillo, en cambio, no lo están para defender hoy la libertad de expresión. Por eso, el autor del libro, izquierdista de toda la vida, ha cambiado de bando. Dave Rubin es creador y presentador de The Rubin Report, programa de entrevistas de estilo irónico y desenfadado emitido en TV y en YouTube. En ese singular hábitat audiovisual repara un día en que la izquierda, el bando de la libertad y la tolerancia, prohíbe ahora que determinados oradores hablen en Universidades, boicotea a personas por no emplear el lenguaje afín a la ideología de género y coacciona a los cristianos a traicionar su conciencia.
No quemes este libro
Dave Rubin
Planeta
240 págs.
17,90€
Lo más grave es que los promotores de esta iracunda cancelación se sirven de violencia, censura, escraches, difamación, campañas de desprestigio o bloqueos y caza de brujas virtuales para arruinar la vida a los rebeldes contra la corrección política y el pensamiento único. Un modus operandi que guarda escalofriantes similitudes con las siniestras tácticas de la Alemania nazi. Rubin concluye que la izquierda ha perdido el juicio volviéndose autoritaria y puritana, sustituyendo la batalla de las ideas por la de los sentimientos y trucando la sinceridad por la indignación.
Una doble experiencia avala al autor: habiendo salido del armario por su orientación sexual, cae en la cuenta de que por sus ideas políticas estaba escondiéndose de nuevo en el armario. Mientras expone su pensamiento, detalla episodios personales y ajenos que evidencian cómo viviendo en sociedades libres la gente teme decir lo que piensa por miedo a una izquierda histérica y vociferante que, espoleada por la indignación, encrespa el ambiente creando un purgatorio político en el que mantiene confinados a muchos. El título original del libro, Por qué dejé la izquierda, permitía explicar al autor su periplo intelectual del progresismo al liberalismo clásico, facilitado por pensadores contemporáneos o «mentores», como Jordan B. Peterson, Sam Harris, Ben Saphiro, Thomas Sowell, Dennis Prager, Bret Weinstein, Ayaan Hirsi Ali, Christina Hoff Sommers o Peter Thiel. Sin embargo, más que indicar los motivos de su abandono, Rubin prefirió alumbrar una obra didáctica sobre cómo dejar la izquierda y dónde ir después.
Vivimos en una época en la que personas de las sociedades más libres del mundo temen decir lo que piensan por miedo a una mafia espoleada por la indignaciónDave Rubin, No quemes este libro, p. 21
Estamos ante un mapa en el que seguir un rumbo. Una guía para quienes se autocensuran por temor a la mafia progre. A ellos, el autor les dice que no están solos y que deben salir políticamente del armario y comenzar a decir ya lo que piensan. Si muchos lo hacemos no podrán callarnos a todos. El libro enseña cómo hacerlo y proporciona herramientas intelectuales para saber quién eres, dónde estás y cuáles son tus aliados en estos tiempos convulsos y confusos. A los que ya dejaron la izquierda o nunca militaron en ella, el libro ayuda a entender la locura del actual clima político, enrarecido por un endiosado progresismo que posterga la defensa de los derechos individuales priorizando una falsa preocupación paternalista por la colectividad.
Con una ridícula mentalidad victimista, los progres han inyectado el virus de la interseccionalidad, contagiando con pasmosa facilidad «asociaciones de oprimidos», que alientan el odio al «opresor». Por las páginas de la obra desfilan cuestiones como el matrimonio homosexual, transexualidad, aborto, feminismo, racismo, delitos de odio, inmigración, escasez de alimentos, cambio climático, drogas o armas de fuego…todas son hoy puntos de fricción a causa de una nefasta cultura emocional del victimismo que genera toneladas de indignación y tristeza.
No extraña que Rubin proponga reírse como arma más eficaz en defensa de la libertad de expresión. Nos recuerda a Oscar Wilde: «Si quieres decirle a la gente la verdad, hazlo con humor o te matarán». Sin duda, la gente está perdiendo el juicio y el sentido del humor, pero con la guerra cultural nos jugamos más que la cordura. También nos jugamos la libertad. En suma, el volumen es un manual para salir victorioso de esa guerra impulsando los valores, hoy amenazados, que fundamentan las democracias libres y pluralistas.
Hemos subestimado el peligro grave y real contra la libertad de expresión y estamos olvidando el verdadero significado de ser libres. La única manera de combatir esta crisis es seguir con nuestra vida como si aquella no existiera, diciendo lo que pensamos sin censurarnos y viviendo sin complejos de acuerdo con nuestros principios. Rubin concluye que pensar por uno mismo es lo único que se necesita en una era de irracionalidad. Con razón el subtítulo del libro es «huye de la mafia progre y piensa por ti mismo». Toda una contundente y razonable fórmula para lograr un futuro asentado firmemente en el individuo y no en la colectividad.
En una época dominada por el emotivismo y en la que el sentir define el ser, la condición de víctima de la injusticia y la discriminación consiste en sentirlo así. Poco importa aquí la objetividad de los hechos, lo real objetivo, pues todo es objeto de sentimiento.
España se desliza hacia la irrelevancia internacional, el desprecio a la Justicia y a la Ley, y el ataque a las instituciones, a la unidad nacional, a la Constitución y a la Corona por obra y gracia de un Ejecutivo lastrado por la mediocridad y el radicalismo ciego.