Redacción El Debate | 28 de abril de 2020
El Gobierno ha fijado cuatro fases, a diferentes velocidades, que dejarán a los españoles preparados para afrontar unos nuevos hábitos de vida hasta que se descubra la vacuna.
El camino hacia la «nueva normalidad», el plan de desescalada que ha aprobado el Gobierno, tiene como horizonte finales de junio, con un programa en cuatro fases, a distintas velocidades según las provincias o las islas más o menos afectadas por la pandemia de coronavirus.
Cada una de las cuatro fases del plan tendrá una duración mínima de dos semanas y se aplicará de forma gradual, asimétrica y coordinada entre Administraciones, teniendo como referencia territorial la provincia o la isla, con limitaciones a la movilidad entre ellas hasta que se llegue al final del proceso.
Un proceso que, en el mejor de los casos, culminaría a finales del mes de junio, aunque podría ser más largo en determinados territorios.
Tal y como ha explicado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la movilidad entre provincias estará restringida en todo este tiempo salvo para circunstancias excepcionales, de modo que un madrileño no podrá viajar, por ejemplo, a una segunda residencia en la costa, al menos hasta finales de junio.
No obstante, cuatro islas, las canarias de La Gomera, El Hierro y La Graciosa, y Formentera, en Baleares, anticiparán una semana la primera fase de la desescalada, debido a la escasa incidencia de la pandemia en su territorio.
A diferencia de lo que ha sucedido durante el confinamiento general, en la desescalada se avanzará a diferentes velocidades, aunque con las mismas reglas.
Cada semana se evaluará la situación en cada territorio para decidir si se avanza o no a una nueva fase de las cuatro establecidas por el Gobierno.
La fase 0, o de preparación de la transición, es la actual, y en ella ya se han puesto en marcha medidas de alivio para todo el país, como las salidas reguladas de los menores de 14 años desde el pasado domingo, o las previstas para el próximo sábado, día en que se podrá salir a dar un paseo o a hacer deporte de forma individual.
En estas primeras dos semanas, Sánchez también ha citado como medidas inmediatas la apertura de locales con cita previa para atención individual, la apertura de restaurantes para llevar comida a domicilio, la apertura de entrenamientos individuales de deportistas federados, y el entrenamiento básico de ligas profesionales.
Ya en la segunda fase o fase 1, se permitirá en cada espacio territorial definido el inicio parcial de ciertas actividades, como el pequeño comercio con condiciones estrictas de seguridad, la apertura de terrazas de bares y restaurantes con limitación al 30 por ciento de ocupación o la apertura de alojamientos turísticos excluyendo zonas comunes.
Se establecerá un horario preferente para los mayores de 65 años y los lugares de culto podrán abrir limitando su aforo a un tercio.
Dos semanas más tarde como pronto, ya en la fase 2 o intermedia se abrirá el espacio interior de los locales, con una ocupación de un tercio del aforo y garantías de separación de mesas.
Se abrirán determinados centros escolares para actividades de refuerzo de los últimos cursos de ESO y Bachillerato, o para garantizar que los menores de 6 años puedan acudir a ellos si ambos padres tienen que trabajar presencialmente.
Se prevé también la reanudación de la pesca y caza deportiva, la apertura de cines, teatros, monumentos o exposiciones, siempre con el aforo limitado a un tercio.
Por último, en la fase 3 o avanzada, se flexibilizará la movilidad general, aunque se recomendará el uso de la mascarilla fuera del hogar y en los transportes públicos.
Se limitará el aforo al 50 por ciento y se mantendrá una distancia mínima de dos metros en el ámbito comercial, y se suavizarán las restricciones de aforo y ocupación en la restauración.
En el ámbito laboral, la opción del teletrabajo se mantendrá como la preferente hasta que la desescalada del confinamiento alcance «al menos» la fase 3.
Con el coronavirus hay que entender que no estamos ante una catástrofe planetaria de película, pero tampoco ante una simple gripe que se cura con paracetamol.
El Gobierno solo tomó medidas frente al coronavirus cuando pasó el 8M, pese a las advertencias de la OMS y el espejo de Italia. Ahora, lejos de atajar la situación, buscan culpables colaterales.
Traducimos este artículo de Chad C. Pecknold que analiza la crisis del coronavirus a través del libro «Creación y pecado» del cardenal Joseph Ratzinger.